¿WEDDING PLANNERS? ¿QUÉ SON? ¿ORGANIZADORES DE BODA? ¿SON NECESARIOS?
Es posible que a muchos de vosotr@s todavía el término anglosajón de Wedding Planner os suene a chino, o más bien a “¡ya nos han colado otra palabreja en inglés con lo rico que es el castellano en vocabulario!”. Lo cierto es que, siendo realistas es una profesión que tiene sus orígenes en Estados Unidos con lo cual, lo más lógico es que se haya adaptado a nuestra lengua como préstamo lingüístico, ya que nos resulta más cómodo o incluso porque realmente a veces parece tener más “prestigio” designar a las cosas con una terminología en otra lengua extranjera, no siendo siempre necesario ni su verdadera realidad. Su traducción más apropiada al español sería la de “organizador/planificador de bodas”.

Como indicamos es una profesión que tiene su origen en los EE. UU alrededor de los años 50. La incorporación de ambos miembros de la pareja a la vida laboral trae como consecuencia la falta de tiempo que tenían las parejas para organizar y coordinar perfectamente cada aspecto de su boda. Es por ello por lo que, con el paso de los años, esta tendencia pasa a otros países de habla inglesa, sobre todo Reino Unido, donde actualmente es el país europeo, donde esta figura del Wedding Planner, es imprescindible, por no decir de obligado referente y no existe un evento de esta índole que se precie que no cuente con la ayuda de estos profesionales, un servicio incorporado en la partida del presupuesto de cualquier boda, como otro proveedor más junto al fotógrafo, cáterin, etc. La necesidad del organizador de bodas ha hecho que la figura del Wedding Planner se haya profesionalizado y sea (es) un negocio en auge, y de necesidad superlativa.
La llegada a España es alrededor del año 2000, al igual que ocurrió en otros países, la incorporación de la mujer en el mundo laboral y la evolución de la sociedad hace que las parejas cada vez tengan menos tiempo para planificar y organizar cada uno de los elementos que configuran una boda. Todo esto ha supuesto, que la figura del Wedding Planner o organizador de bodas, se haya establecido más en nuestra “piel de toro”. Por otro lado, hemos pasado de hacer bodas “estándares” a enlaces mucho más complejos y personalizados, y esto ha hecho que cada vez sea más común y necesario la contratación de nuestros servicios. Aún así, es cierto que todavía existe cierto recelo o dudas sobre la contratación de un organizador de bodas en nuestro país, y para eso estamos aquí, para sobre todo dejar claro las funciones, deberes y acciones que todo Wedding Planner debe de poseer. Cuando nos referimos a Wedding Planner, hacemos referencia a un profesional, cualificado y altamente preparado para poder realizar los cometidos propios de esta bendita profesión. Con todo esto, y con todo nuestro respeto, es que no todo vale, y no todo cuenta, suele haber mucho intrusismo en el sector, que, por haber organizado algún evento a un familiar, amigo, allegados, se creen que se puede lidiar con la boda de cualquiera, y no todo es oro lo que reluce. Nuestra advertencia es, y primera regla, Wedding Planner, sí, pero contratar a profesionales de esta área que sean especialistas verdaderos en este ámbito.
Ya hemos hecho un poco de historia sobre la figura del Wedding Planner y hemos traducido y explicado por encima la función de estos. Pero realmente...
¿QUÉ SON? ¿QUÉ SOMOS?
“Un Wedding Planner es la chica que llega el día de la boda, con carpeta en mano y dando ordenes a todo el mundo, y a la vez hablando por el móvil, muy bien vestida con un vestido muy corto y con altos tacones, mucho maquillaje y un moño de ensueño. Después llenará de flores todos los rincones de la boda y mesas del convite” Veamos hasta donde llega el mito…
Ser organizador de bodas, es, ante todo, una bendición del cielo, así, sin más. ¿acaso no es gratificante poder dedicarte a celebrar el amor de una pareja?, ¿ayudarles, aconsejarles, poder llegar a contar su historia, desde el día A hasta la llegada del Gran Día? Celebrar el amor no es más que besar constantemente la cara de la felicidad. Pero ¿cómo?, ¿es así de fácil? ¿eso es todo? Explicándolo de este modo todo parecería ser un camino de rosas, pero las rosas tienen espinas, y hay que saber sortearlas a tiempo, y si alguna te pincha, saber curar la herida, antes de un dolor mayor.
Organizar una boda parece sencillo, pero no lo es, (sobre todo los que ya hemos organizado la nuestra propia podemos asegurarlo, damos fe). Son incontables las decisiones que hay que tomar y en especial no salirse ni del presupuesto, ni del ideal de boda del que se tenga, y todo esto sin estrés emocional y no llegar al día B destrozados, y ni que contar el estrés, la presión, los nervios de que todo salga perfecto, sin contratiempos, en ese día. Y es que sin duda alguna un fallo en una boda será recordado por todos los asistentes de por vida, somos así. En otro tipo de evento se puede olvidar, pero en una boda, en una boda medimos hasta la distancia en el que estaban las mesas en el convite, ¡y lo decimos con conocimiento de causa real, fiel y certero!
En nuestro país son cada vez más las bodas consideradas como un fenómeno complejo, en el sentido de que entran en juego muchos proveedores, servicios y actividades, todo esto al mismo tiempo y en un mismo día. Cada vez más las parejas desean una boda “exclusiva” y con esto no nos referimos a una boda de un elevado presupuesto, no, nos referimos a una boda, que hable de los novios, cuente una historia, su historia, con sentido y particular, que sea su boda, con todas las características innatas en la pareja, desde sus gustos personales, hasta sus deseos de boda, de cómo quieren y desean celebrar el culmen de su amor. Involucrando desde la decoración, los colores, la música, los tiempos, la vestimenta de los novios, y a veces de los comensales, la comida, la celebración, el sitio de celebración, y un sinfín de parámetros que hacen que ese día sea más especial aún si cabe, o al menos para ellos, y para nosotros. Cualquier detalle es crucial, y todo cuenta. Es ahí donde entramos nosotros, a comprometernos a contar esa historia como quiere ser contada por los protagonistas de ese día. Nos metemos en vuestra piel, analizamos hasta el último poro, vuestras expectativas, no es nuestra boda la que vamos a celebrar, es “vuestra boda”, vuestro sueño, “vuestro Evento de Seda”.
Queremos complaceros en el largo camino de la organización, planificación, diseño, y coordinación de vuestra boda ante unos de los días más importantes de vuestras vidas (como fue el nuestro, y eso lo hemos vivido, lo podemos contar, y sabemos lo que es). Seremos vuestros amigos, uno más en el camino de la celebración del amor, luego en el día del evento, nos retiramos en segundo plano, estaremos ahí, pero los protagonistas seréis ustedes. Ahorraremos dinero, ideas, tiempo y estrés. Supliremos de algún modo vuestra inexperiencia y nervios ante lo que se nos viene encima. No pasa nada, aquí estamos, estaremos nosotros. Vamos a aprender juntos en el camino, cada boda es un lienzo, y juntos hemos de pintarlo, nosotros aprendemos de cada pareja de cada boda que organizamos. Cada evento es singular y se debe de estar en constante aprendizaje.

De lo que ya conocemos y sabemos, os lo comunicaremos y enseñaremos, con gusto y pasión. Una boda orquestada por profesionales se nota desde el principio al fin, estamos todos tranquilos y eso se nota, se respira en el ambiente. Y como tenemos contemplados todos los posibles riesgos, tendremos siempre un plan B, una alternativa, y nadie lo va a notar. La meta, la función, nuestra identidad, que se disfrute en vuestra boda, que nada ni nadie oscurezca vuestra pasión y amor, que no haya más que despeinarse, amarse y bailar mucho. El verdadero Wedding Planner es aquel que sabe organizar, planificar, diseñar y coordinar una boda, desde el día A al día B. Es conocedor del mercado nupcial, con sus pros y sus contras, así como de los posibles proveedores que encajen con su pareja, y sepa utilizar estos recursos de la mejor forma que conoce en beneficio de sus “chic@s”, y así conseguir el ahorro de tiempo, dinero, dudas, nervios, estrés, discusiones y caer en un pozo del que no se pueda salir. En definitiva, ser y tener empatía con su pareja, y ante cualquier cosa que pueda surgir, ser paciente y dar paciencia, saber administrar el tiempo, y el dinero, sobre todo, no salirse del “tiesto”, ser imaginativo, trabajador, aseado, tener buena presencia y saber tratar con el público, ser proactivo, y organizativo. Pero, sobre todo, sobre todo, saber escuchar, y saber como hacer felices a dos seres que van a celebrar su amor. Imaginaos si todo esto es para realizarse en otro lugar diferente al de origen de la pareja, ya apaga y vámonos.
Hemos comenzado este apartado indicando: “Un Wedding Planner es la chica que llega el día de la boda, con carpeta en mano y dando órdenes a todo el mundo, y a la vez hablando por el móvil, muy bien vestida con un vestido muy corto y con altos tacones y oliendo a mucho perfume, con un moño perfecto. Después llenará de flores todos los rincones de la boda y mesas del convite”.

Gracias a la apertura del mercado laboral, tan necesario y justo, al igual que ya encontramos mujeres en todos los ámbitos laborales, y que siga en progresión, en este sector también estamos nosotros presentes, los chicos, el sexo masculino. Y lo bonito de todo es que trabajamos mano a mano, sin rencillas ni competencia, y lo decimos de corazón, es un sector muy agradecido con ambos sexos y trabajamos complacientes los unos con las otras y viceversa. No siempre llegamos dando órdenes a veces las recibimos nostr@s también, esto es un win-win, es decir, todos tenemos que aportar, de hecho, el/la buen Wedding Planner es el/la que pasa desapercibid@ el día de la boda, y que en menos fotos sale, aún estando presente y trabajando en que todo salga perfecto o al menos como se ha trabajado/planteado durante los meses previos. Tened en cuenta que salvo para los novi@s y algún que otro familiar o allegado, somos completamente desconocid@s, no somos invitados, estamos trabajando, y por tanto nuestro deber es mantenernos en segundo plano, los novi@s son los protagonistas del día, y como tal a los que deben de ir todos los focos y atención. Repetimos nosotr@s estamos trabajando, el/la Wedding Planner no es el proveedor al que hacer bromas constantes durante todo el evento, especialmente al final de este cuando los ánimos se han “aliñado” (vamos a decirlo así). Hay quien prefiere ya llevar una tablet, o incluso el mismo móvil nos sirve de guía para llevar debidamente preparado y organizado el cronograma, coordinación o “timing” del día. No siempre llevamos carpeta o no tod@s trabajamos con los mismos materiales, en la diversidad está la perfección y la riqueza. ¿Hablando por el móvil? Obvio tenemos que estar en constante coordinación/comunicación con todos los proveedores e incluso entre nosotros mismos, el equipo de organizadores del evento que estemos cubriendo ese día. A veces el móvil no nos parece suficiente y también llevamos walkie-talkie o elementos de comunicación interna. Hombre, lo del vestido corto y tacones no es nuestro caso, y mucho menos lo del moño. Por regla general, hay que acudir al evento bien vestido, bien aseado, y oliendo bien, pero no convertirse en el “ambientador” del evento, lo justo para transmitir un aspecto de aseo y pulcritud. No conocemos, no hemos advertido que alguna de nuestras compañeras, lleve taconazos y vestidos de infarto en el día del evento. Por regla general y esto se corresponde a ambos sexos, el día de la boda, el/la Wedding Planner deber acudir a su puesto de trabajo, dando una imagen impecable, pero dentro de una comodidad (de nuevo, ¡estamos trabajando!) y ni mucho menos con excesos en maquillaje o peinados, un look fresco y acorde al momento.

Además, los excesos de maquillaje pasan factura, especialmente a nosotr@s que estamos en constante movimiento, y es muy probable que al final del día quede en una amalgama de polvos, suciedad y pintalabios de todos los colores y marcas. El peinado, recogidos, es lo común pero menos elaborados, coletas o moños tipo bailarina. De todos modos, hemos de recordar que no somos invitados al evento, somos un elemento esencial, pero no más allá, y, por tanto, no vamos a formar parte de la decoración llamando la atención con colores llamativos o accesorios voluminosos. Ya concluyendo, lo de las flores es lo que más nos gusta. Esto de las flores está tan implantado en nuestra profesión, y dista tanto de la realidad… es cierto que cuidamos cada detalle de la decoración del evento, de hecho, no solo en la decoración está la esencia del día, fundamental, pero no preciso. Nos olvidamos de que vamos a celebrar el amor de una pareja, todo adorno es bienvenido, pero no necesario para decir “sí, quiero”. Por supuesto que decoramos y cuidamos los rincones y detalles, pero con cabeza, con sentido, y contando una historia, su historia, no todo vale. Ojalá pudiésemos ir dejando flores por doquier en ese día, no hay nada más hermoso que una flor, pero en nuestro caso, no disponemos por desgracia de plantaciones de flores de todos los tipos y todas las estaciones, salvo lo que nos permite plantar nuestra bonita y cuidada jardinera de nuestro balcón, que no va más allá de algún que otro geranio, alguna margarita, y un pequeño jazmín que hace las delicias en los meses estivales. Gracias a Dios existen en nuestro sector los proveedores llamados, floristas, decoradores de adornos florales, o como queramos denominar a esta profesión, tan necesaria y fundamental en este tipo de eventos. Ell@s son los merecedores de halagos en el montaje floral de una boda, en ell@s radica la verdadera acción de ir colocando flores o adornando rincones con estas. Claro, eso sí, basado en un proyecto decorativo previo y estudio ornamental y estético del evento. Ya lo hemos mencionado, no todo vale, todo debe tener un sentido y valor en ese día.
Esta frase describe de todos modos, el día final, antes hay muchas, muchas, muchas labores previas, de meses, días y horas de trabajo, lo que pasa es que lo hacemos tan bien, que no se nos notan los sudores derramados en el camino.
¿ES NECESARIO LA CONTRATACIÓN DE UN WEDDING PLANNER?

“Eso, eso no vale para nada. Te lo organizo yo que ya he organizado el cumpleaños de la niña. Y a mi tía hace 3 años le organicé yo su boda. Además, para poner flores cualquiera vale. Y encima te hago las fotos y video del día de la boda y te ahorras todo ese dinero”. Vayamos por partes...
Existen motivos diversos para contratar los servicios de un Wedding Planner, pero lo fundamental; la falta de tiempo de las parejas, el desconocimiento del sector, la seguridad y tranquilidad que aportamos, no solo los meses previos sino también el día B. Y si ya la pareja piensa celebrar su Gran Día en otro lugar diferente al de residencia, es parar de contar.
Como se ha visto, es un profesional curtido en el sector, la figura del Wedding Planner es un poco como el “sabelotodo”, y no con sentido despectivo ni intentando ser o sentirnos los mejores, es que analizando el asunto desde lo más profundo y de verdad sin ánimos de ser los pedantes, he aquí todos los porqués:
Dentro del ámbito nupcial, debemos conocer las tendencias en moda, en ese sector, tanto femenina como masculina, para poder aconsejar a las parejas, en su decisión con su vestido, la pieza clave de una boda. Conocer, visitar o seguir, sitios, revistas o eventos de esta índole. Estar actualizad@s. ¿Quién no se ha preguntado cómo irá la novia? ¿O qué estilo habrá escogido? E incluso la expectación que este hecho conlleva en ese día, y ya no solo la novia incluso ya esperamos a ver cómo irá el novio, o la madrina, etc. Todo esto nos remite a saber algo de estilismo, a nivel estético, maquillaje y peluquería. Obviamente no todo le sienta igual a todo el mundo o no todo el mundo desea ir igual al resto e incluso conociendo las tendencias en todos los sentidos, tampoco hay que seguirlas si alguien no lo deseara, la decisión es siempre de ell@s, de los futuros cónyuges. ¿Y los complementos? Para eso también estamos. Zapatos, tiaras, pamelas, gemelos, y no continuamos si no esto no tendría fin.
En el terreno culinario, debemos conocer o al menos saber algo en cuanto a gastronomía y cáterin, para aconsejar o ir por el buen camino en la decisión del menú del Gran Día. O en la misma distribución de las mesas, como montarlas, ¿mantel o caminos de mesa?, ¿cuántos cubiertos se debe de colocar sobre la mesa?, quién no se ha preguntado en un evento de esta índole, ¿cuál será el menú? ¿será un coctel? ¿o tipo bufete? ¿es que yo soy alérgico al marisco, o soy celiaca? Pues todas estas cuestiones y muchas más debe de tratar un Wedding Planner en su deber como tal. No precisamente por tener nosotros que montar un menú, o las mesas, o el recinto de celebración, eso es más terreno del cáterin o del lugar de celebración, pero sí, ser conocedores de todos los pormenores en este sector. Por norma general, los Wedding Planner trabajamos con un grupo de proveedores de confianza. Es muy útil para la pareja debido a que conseguirá un buen precio y una celebración de calidad y siempre acorde a sus preferencias. Y sobre todo lo básico al recorte de costes o búsqueda de proveedores preferenciales. Si, por el contrario, los novios tienen elegido el lugar del banquete, ceremonia, o el cáterin, el organizador deberá respetarlo, o si por el contrario lo ofertado no corresponde al gusto de la pareja, pues lo buscamos. Hay que dejar claro, para no enturbiar este asunto que el Wedding Planner no debe de buscar lo más barato, sino más bien dentro del presupuesto que baraja su pareja, buscar lo mejor dentro de ese rango de precios, la calidad debe de destacar, ante todo.
En cuanto al mundo burocrático es muy importante que se sepa los trámites y tiempos a seguir con los papeleos y preparativos previos, al enlace, que tanto nos incomoda a todo el mundo. Y ya no solo con una unión católica, sino de otras ceremonias, ¿qué ocurre con una ceremonia judía, o evangélica, o musulmana? Y ¿si se trata de una ceremonia civil? Además de ayudar con el papeleo, agilizar los trámites lo máximo posible.
Llegamos a la decoración, debemos de ser ingeniosos, inspiradores, imaginativos, creativos, planificadores, no todo el mundo está dotado para preparar una boda con clase y estilo o dispone de ese tiempo e incluso cualidades organizativas, para hacer el evento que siempre se ha deseado. Conocer los colores, cómo funcionan entre sí, la luz, las flores, cuáles y en qué temporada, ¿el azahar en enero…? va a ser que no. Conocer el mercado, aconsejar, escuchar a la pareja, al fin y al cabo, es “su” boda, no la nuestra, comprender sus necesidades, estudiarlas a fondo y sus aspiraciones de boda perfecta, trabajar para el beneficio de estos, ¿qué estilo de boda desean? una boda romántica, campestre, íntima, minimalista o urbana, y ¿por qué no shabby chic? Hemos de conocer con todo detalle cuál es el concepto de boda deseada por nuestra pareja, y asegurarse de cuáles son las mejores opciones para que se apruebe o descarte cada uno de los detalles. El decorar por decorar no, tampoco, todo con un sentido, contando la historia de ell@s, acorde a ese evento, a esa boda, en definitiva, con conocimiento, dentro de un criterio de armonía y lógica.

La agenda es algo que puede producir más de un dolor de cabeza, o estrés duradero, ¿cómo cuadro esto? ¿cuándo tenía lo otro?, ¿y ahora no me acuerdo qué he pagado, y el siguiente plazo, cuándo era? Planificar, agendar, concertar citas con proveedores, llamadas, visitas, un sinfín de tareas que el Wedding Planner resolverá bajo la atenta mirada de los futuros novios, de esta manera, les libraremos del estrés que supone coordinar todos estos aspectos.
Protocolos, para seguirlos o para no, en la variedad está el gusto, y para gusto los colores. Pero es imprescindible conocer al menos, una guía, un camino estándar a seguir, ¿Dónde se sienta la madrina en la iglesia?, ¿Quién entra primero la novia o el novio, o si son dos novias o dos novios?, ¿y el padrino se coloca a la derecha o a la izquierda? ¿me pongo pamela con un vestido largo, es que la boda es de noche? ¿puedo llevar pajarita o corbata? Un sinfín de cuestiones que se resume en seguir y conocer los protocolos.
Hay una cuestión que tenemos, al menos nosotros, que no se si será deformación profesional o no, o la influencia actual que tod@s tenemos de las redes sociales tales como Instagram, y es la imaginación constante de un rincón fotográfico para nuestras parejas, “¡esto es un fotón!” “¡aquí hay que hacerse una foto, o video, sí o sí!” “¡este momento hay que captúralo! Y mejor a esta hora que hay mejor luz”. Y es que, algo de conocimientos de fotografía o video también son básicos para un Wedding Planner, guardando las distancias, al menos saber reconocer esos rincones o momentos donde poder plasmar, al fin y al cabo, lo que los recién casad@s van a mantener de por vida, las imágenes, momentos capturados de su boda.
Y ¿una canción? ¿qué no se transmite con una canción? O incluso saber dónde y cómo o qué estilo ha de sonar durante toda la ceremonia, o convite, o final de fiesta. Conocer y tratar los proveedores dentro de este sector audiovisual, es magia pura, para un Wedding Planner. La música, que bonita palabra, ¡cuánto es de importante la música en nuestras vidas!, con una canción podemos viajar, recordar, imaginar, soñar… un millón de estados que se esconden en las notas, melodías o letras, y esto también ha de estar presente en ese día, y poder ser capaces de traducir o contar en esa historia, mediante la música, y si va acompañado por la iluminación correcta, es de vellos de punta y lagrimita a punto de aparecer. Que en esos instantes se pare el tiempo, como si pusiésemos una pausa en el transcurrir de nuestras vidas. La música también está en el silencio, y mirarte a los ojos me produce la música perfecta para mi corazón, y mi corazón es música si escucha tu risa o la melodía de tu voz… que poético nos hemos puesto, ¡Viva el amor!
La búsqueda de detalles, hoteles a los invitados o a los mismos novios, la papelería de la boda, que sea acorde a la historia que estamos contando, la vuestra, e incluso al estilo de boda deseado. Establecer las prioridades en las partidas que tenemos presupuestadas. Las alianzas, los porta alianzas, el material o embalajes para llevarlo todo controlado el día de la boda, y perfectamente acorde a la decoración. ¿Y el arroz?, que no se olvide el arroz, y repartirlo en su debido momento. Todo esto y más lo tendremos en cuenta para que el día de vuestra boda simplemente se disfrute con todas las garantías de que hay profesionales trabajando para y por vosotros.

Bueno y ¿dónde nos sitúa, cuando estamos en constante control de todos esos gastos y ajustándolos al presupuesto, velando por lo que se va a gastar en cada partida, controlando y gestionando los pagos y plazos de estos? Y es que estamos en la búsqueda constante de la seguridad de vuestro bolsillo, y que no haya sorpresas monetarias sobre todo en los últimos meses, cuando todo se acumula. Precisamente por esto, la importancia radica en la óptima elección del producto o servicio que se ajuste no solo al presupuesto dispuesto, sino también a que este producto o servicio sea lo mejor, no necesariamente lo más barato, lo primero que me encuentro. Tenemos olfato de sobra para saber lo que es bueno y se adapta a los niveles de aceptación óptimos, en cuanto a valor y calidad. Y es que sí, además debemos de tener nociones de contabilidad y finanzas.
Y llega ese Gran Día. ¿Que la boda es en un palacete?, allí estaremos, ¿que es junto al mar?, con un poquito más de protector solar, pero también estaremos, que no, que es en el campo, una boda campestre, pues zapatos más cómodos, pero también estamos. Sea donde sea vamos a conseguir que todos esos meses en los que hemos trabajado juntos y que con tanta ilusión hemos preparado, que, en ese día, no falle nada de nada, vamos a garantizar el perfecto funcionamiento de todo lo programado. Vosotr@s, disfrute. Que todo se coordine a la perfección, junto al resto de compañeros que nos acompañen en ese día, cada uno en su función. Desde la iglesia, o juzgado, hasta el lugar de celebración, desde los autobuses, hasta el coche que recoge a los recién casad@s. Que las flores estén colocadas, dónde y cómo se dispuso, fresquitas y bien regadas. Que nuestros compañeros fotógrafos o videógrafos sepan y estén informados de todos los movimientos que vamos a realizar y así facilitar su trabajo, y estar todos coordinados. Que luces, y sonido ya esté colocado en su lugar. Y estos compañeros sepan que va a sonar, cuándo, cómo y esto nunca puede oírse, y no enciendas las luces hasta que. “¿La maquilladora no ha llegado? Espera, la llamo, que está en un atasco terrible, pobrecilla, pues que empiece el peluquero mientras tanto”. En definitiva, que todo el engranaje de la maquinaria de ese día esté engrasado y encaje según lo previsto. ¿Y sí? Pues ya se verá, que no cunda el pánico, un buen organizador de bodas debe (y saber) buscar un plan B, resolutivos y con los pies en el suelo, ser pacientes y dar calma.
Una cuestión muy, muy importante, y repetimos, muy importante, es que todo Wedding Planner, aun conociendo, tener nociones o conocedor profundo de no importa cualquier servicio relatado, explicado o descrito, siempre debe de tener en cuenta las consideraciones, primero de sus clientes, en este caso los novi@s y en segundo lugar del proveedor en cuestión. Nadie como ese profesional conoce y sabe lo correcto y válido en ese terreno y nada ni nadie pondrá en discusión cualquier detalle o cuestión que ponga en duda o realice su opinión. Siempre velando por los intereses de nuestr@s chic@s, al fin y al cabo, todos somos conscientes que estamos trabajando codo con codo, mano a mano, hacia el mismo fin, la celebración de la boda ideal de dos personas que se aman y quiere que todo salga bien. Por eso es primordial tener una buena relación con todos los proveedores que formen parte en ese día. Con esto no queremos decir que nos reunamos en navidad todos los años, no, la idea es ser compañer@s y remar todos a la vez. Que se conozca y se sepa y respete por tod@s, el cuál, el cómo, el dónde, el por qué, el cuándo, el qué en todo momento y que cada un@ tenemos nuestro espacio y nuestra labor, para trabajar por los verdaderos protagonistas de esta historia. Comunicación, entendimiento y coordinación desde el primer segundo.
Con todos nuestros respetos y guardando las distancias, nuestra labor es ser de algún modo también un buen psicólogo, somos las personas en los que se ha confiado y que de la mano vamos a pasar por un proceso de meses de duro trabajo, tomando las decisiones correctas, para llegar uno de los días más maravilloso que una pareja pueda tener en su vida. Y evitar a toda costa que se tenga en mente “si me volviese a casar yo haría…” no, este es vuestro momento y en este momento de vuestras vidas, la boda deseada por ambos es esta, teniendo en cuenta vuestras posibilidades económicas y prioridades, lo que no significa conseguir lo más barato, pero sí el mejor producto y servicios dentro de vuestro presupuesto, para llegar al culmen que es la celebración de vuestro amor de forma extraordinaria y colosal.
¿Entonces? Arrancábamos esta sección con la frase de alguien que decía: “Eso, eso no vale para nada. Te lo organizo yo que ya he organizado el cumpleaños de la niña. Y a mi tía hace 3 años le organicé yo su boda. Además, para poner flores cualquiera vale. Y encima te hago las fotos y video del día de la boda y te ahorras todo ese dinero”
Vamos a comenzar por el final, a ver esto es como todo, se puede ir a la tienda del barrio, o supermercado, con tu carrito de compra, tus bolsas, bolsas para refrigerados y congelados, en resumen, preparad@ para ir guardando luego tus compras. Bueno en la boda ocurre lo mismo, si piensas que con un móvil de última generación te apañas, o una cámara de esas nuevas de colores que saca unas fotos maravillosas para el “insta”, pues nada para adelante, ¡Ah! Eso sí que grabe en 4k que así el video mola más, y con palo selfi, que lo guarde el novio, que puede, y que la persona encargada de grabar y capturar las imágenes, como tiene nociones, conoce las luces, ambientación, dónde situaros para que la foto sea lo más bonita del mundo, esté guiad@ y asistid@ por alguien que le vaya diciendo dónde y cuándo debe de estar, y así cumpla con su labor de la forma más placentera posible, ya que va a sentir en todo momento que la cosa está controlada y gestionada, y por tanto se va a relajar y hacer y ejercer su trabajo como nunca, pues va a ser espectacular el resultado. ¿Fotógrafo o videográfo, y Wedding Planner? ¡No te hacen falta, bah! ¿para qué? Si unos de los momentos más bonitos de vuestras vidas, que es lo que realmente vais a mantener a lo largo de todos los años, y vais a ver y visionar una vez y otra, lo vais a enseñar en todas las cenas con amigos y familiares (¡otra vez las fotos de la boda de X & X!) orgullosos y felices de compartir esos momentos tan bonitos que vivisteis junt@s, que además, vuestro Wedding Planner va a compartir y publicitar con una dicha increíble, la maravillosa boda que se vivió, el X del X, “una boda para el recuerdo”. ¿Eso? No os hace falta. Todo esto en la memoria del móvil cabe, y si cambias de móvil, lo dejáis en la nube, en esa misma que estáis ahora mismo…
Tienes una amig@ o familiar de pata negra, eso sí que hay que mantenerlo de por vida, ¡se va a encargar de organizarte la boda!, ah claro, si el cumpleaños de su hija es equiparable a una boda, y es totalmente semejante la organización, igualito, los tiempos y proveedores a consultar, vamos en todo. De todos modos, tiene nociones del terreno de organización de bodas, menos mal nos quedamos más tranquilos, se lo hizo a su tía hace tres años, ¿oye, la tía le sigue hablando? ¿le has preguntado?, además seguro que hace tres años las cuestiones del sector nupcial eran las mismas que las de la actualidad (sobre todo con la que está cayendo), ánimo adelante, esta persona vale su peso en oro, o, si no que lo venda, lo mucho o poco que tenga de oro, para pagarte las facturas de todo lo que se os salga del presupuesto. O no, a lo mejor os apaña con unos menús de la hamburguesa de la M, y además que os lo traigan en moto que ahora se estila, es lo suyo para el día de una boda. ¿Las flores las pone también? ¡me encanta es lo más! Pero ¿va a ir ella o él? O ¿te lo deja a ti para que veas como queda? Eso sí, corre que el maquillador y peluquera llega a las 10, a ver como te apañas, eso con un taxi se arregla, llegas a tiempo. Ah vale que lo del timing es algo secundario en vuestra boda, perdona, eso va a ser al libre albedrío, un sálvese quien pueda, ¿pero la boda? ¿la temática que es Titanic?
¡Qué bien pensado lo tiene todo vuestr@ ayudante organizador/a! Qué capacidad de recreación de ideas y creatividad, ¡nos encanta! Para el momento del hundimiento ¿qué ha pensado? Ah vale, vale, la metáfora será cuando te vea por el suelo a las 2 horas de la boda, crispada y de los nervios, y un estrés que necesitas una copa ya para olvidar, lógico con la cogorza que vas a pillar, total vas a ir hipnotizada, no importa, ¡que no te saque con el móvil y el palo selfi en ese estado! ¡el palo selfi lo lleva el novio!, ¡que no lo pierda ni olvide!, además que se encargue de recoger todos los abrigos y enseres de los invitados, con eso ya lleva de sobra. ¿Qué no han llegado los músicos? No importa en el mismo móvil de las fotos, (eso sí vigila la batería que, si no te quedas sin fotos), ponéis lo más último del momento, total no importa que os guste o no lo que suene, el caso es bajar la cogorza, o bailar como cosacos. Sí, sí, el resto que ponga los flases y así creáis ambientación de luces. ¿La hora del fin de fiesta? ¿pero vais a llegar? Estáis hundidos, es el Titanic, la temática de la boda recuerda. De todos modos, el reloj lo dejasteis en casa desde el momento en que nada en vuestra boda está contemplado en un cuadrante de organización y coordinación del día. Os va la marcha, ¿eh? Va a ser una boda para no olvidar, sobre todo cuando llegue el momento de regresar a casa, y no haya ni autobuses ni nadie que os llame a unos taxis, preparaditos para cuando estéis ya exhaustos. Que todo el mundo recoja sus pertenencias que las lleva el novio ¿sigue vivo? Ah no, que es el primero que se hunde, que cabeza la mía. Vais a estar felices, felices, no se si los 4 como dice la canción o los dos en el juzgado al día siguiente solicitando el divorcio. Y, al fin y al cabo, con lo que os habéis ahorrado en la boda, os llega para los abogados ahora, lo comido por lo servido. Claro, ¡ya lo tengo!, tu organizador/a lo que quiere es aprovechar el viaje de novios, que os ha buscado en Benidorm, que maj@, encima os hace un favor, ella/él lo aprovecha, total vosotros vais a estar separados, ya de perdidos al río, o al mar, el del Titanic.
Hasta aquí nuestra aportación, ya cada un@ que saque conclusiones al respecto, al fin y al cabo, lo que queremos dejar claro es que a nosotros nos apasiona nuestro trabajo, y como tal, hemos intentado explicar o dejar claro los porqués y lo bonito que puede llegar a ser organizarle una boda a dos personas, duro, responsabilidad, y emociones al 100 por 100, pero merece la pena, el final lo compensa todo y lo recompensa. Dejamos en el aire estas preguntas, ¿iríais a un juicio sin abogado?, ¿te comprarías un coche para conducirlo sin seguro?, ¿si se produce un incendio, llamarías a los bomberos?, ¿y si se te rompe un grifo, a un fontanero?, ¿si vas a pasar 3 días a Paris, irías en avión o en tren? Y a ¿Londres? O ¿Nueva York? ¿en barco o en avión? ¿crees que necesitas los servicios de un organizador/a de bodas o Wedding Planner para organizarte, planificarte, diseñarte, coordinarte todo lo relativo a vuestra boda?
